El rabanito que volvió es un cuento anónimo chino ilustrado por Marta Carrasco. Es la historia de un grupo de animales que un fría mañana de invierno, se ayudan unos a otros para tener qué comer. Este cuento enseña a compartir y a pensar en los demás antes que uno mismo; es un cuento sobre amistad.
Recomendado para 4 a 8 años
Encuadernación: Tapa dura
Tamaño: 18 x 25 cm
Páginas: 36
Año: 2013
ISBN: 978-956-8209-94-0
También disponible en ebook
En "El Rabanito que volvió" la serie de episodios que lleva al personaje de un interlocutor a otro y que hace pases de mano en mano el rabanito contiene la cálida dimensión de la solidaridad y de la atención recíproca, en una perspectiva que infunde seguridad diferente del proyecto iniciático brutal de los cuentos de advertencia. En el contexto invernal de la historia, en que los recursos escasean para todos y en el que la soledad se hace pesada, el descubrimiento de un rabanito por el conejito es como un milagro. Era de esperar, con una lógica bien afianzada para el lector, que se lo comiera, sobre todo en tiempos de escasez. En cambio, en un juego de los desfaces entre la lógica del mundo y la de la imaginación, entre la lógica narrativa y la lógica matemática, el “tesoro” realizará una ida y vuelta desde las manos del conejo hasta su casa, pasando por las cervatilla, el oso, el mono, para llegar al fin a una comida compartida con los amigos.
La redondez esquemática de los personajes, la dinámica de los dibujos a línea, la situación minimalista, la legibilidad y la generosidad de lo blanco contribuyen a una economía gráfica que subraya la expresividad de las actitudes, fácilmente muy pronto, de seguro, todo el trasfondo de la historia. No necesariamente la moraleja que incita a la ayuda mutua y a vivir juntos, sino más bien, creemos, la idea (esencial para los muy pequeños) de que siempre hay alguien que cuida de ellos, que los protege, que no los deja morir de hambre, que simplemente piensa en ellos y que los quiere. La seguridad afectiva, la tranquilidad del espíritu y la confianza que se construyen son los resultados de la idea de que no hay nada que temer, aunque a veces ciertos acontecimientos externos puedan poner todo en entredicho.
Extracto de “Los grandes libros parar los más pequeños” de Joëlle Turin.
Marta Carrasco (1940-2007) fue una pintora, ilustradora y escritora para niños. Estudió en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile. En 1980 y 1984, sus ilustraciones fueron exhibidas en la Muestra de Ilustradores de la Feria del Libro de Bolonia. Entre sus obras más representativas están La otra orilla, Juan Peña y El club de los diferentes, con la cual ganó el premio Apeles Mestres de la editorial Destino. Ilustró cuentos para Quimantú, Pehúen, Zig-Zag, Universitaria y Andrés Bello, además de textos escolares para el Ministerio de Educación chileno.
Categoría: 4-5 años, 5-8 años, Amistad, Animales, Ficción, Humor, Libro, Libro álbum, Marta Carrasco, Misterio
Nos encantó el libro!!! (a mi hija de 6 años y a mí). Es una linda historia sobre como las buenas acciones, y el cariño, siempre regresa de buena manera.
El rabanito que volvió
Nos encantó el libro. Es simple pero tiene una enseñanza muy potente: “todo lo que das viene de vuelta”.
me encantó y a mi hija también. Linda forma de educar en el compartir y en la solidaridad
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Hemos gozado con el libro de la rana, muy didáctico y a mi hija le fascina! También caballito blanco y los perritos
Hermoso libro, buena calidad y su contenido e ilustraciones muy lindas
Leer es una aventura, una invitación a dejarse llevar por las palabras escritas a mundos diversos. En este caso la expedición propuesta por Octavia Mosciatti y Loreto Salinas nos acerca al maravilloso mundo de los hongos. Ambas, escritora e ilustradora, logran desplegar en cada página un clima de enseñanza entretenido y didáctico, lo hacen de forma amena y se convierten en una voz sabia y suave que nos acompaña en la caminata brindando información, revelando secretos, regalando imágenes hermosas que ralentizan la lectura y seducen a tal punto que perduran como si las imágenes pudieran atraparse con la vista y el sentimiento. Al menos, así lo hice cuando caminé por las páginas del libro y descubrí líquenes, mohos, setas que brillan en la oscuridad, setas con forma de copas y orejas... fui hacia adelante, fui hacia atrás, encontré senderos inesperados entre títulos y dibujos. Descubrí también que habitar este libro nos hace aprender a vivir mejor en el mundo que nos rodea, que las páginas se abren y cierran como alas y uno vuela -cada uno a su manera- a los montes de la memoria, a los bosques del hoy y entiende, si los pasos no fueron en vano, aunque fueran hacia adelante y hacia atrás, aunque sean zizagueantes, aunque nos arrodillemos en cada encuentro y demoremos en dar vuelta una página, entiende, lo importante de los montes del futuro. Donde hay hongos hay vida entrelazada, sí, comparto, cierro el libro, siento la textura de la tapa telada, la erre y la efe de Reino Fungi parecen miceliar pequeñas hifas y las esporas magentas vuelan hacia la contratapa. Ahora quizás vaya al monte... o quizás encienda el microscopio... o quizás abra de nuevo el libro esta vez desde atrás, para dispersarme en el glosario, porque me gustan las palabras, me gustan los hongos, porque me gusta leer y aprender.